En los últimos años Latinoamérica se ha ido convirtiendo en un líder en la implementación de energías renovables en el mundo, sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer especialmente en temas de inversión, y reglamentación. Pese a esto, el futuro de las energías renovables en nuestra región se muestra prometedor, y se ha venido evidenciando el compromiso que tienen diferentes países y organizaciones con el crecimiento del uso de energías limpias como principales fuentes energéticas en la región. Toda esta revolución, surge como respuesta a diferentes retos que enfrenta el planeta en la actualidad, uno de los cuales es el cambio climático, consecuencia principalmente del uso de combustibles fósiles en la generación de energía, y que posiblemente se espera, serán prescindibles para el año 2050.

En Latinoamérica, muchos países comienzan a tomar la delantera en materia del aprovechamiento de sus recursos renovables. Por ejemplo, Costa Rica en el año 2017 alcanzó 300 días con el abastecimiento de energía eléctrica proveniente 100% de energías limpias, lo cual es sin duda algo considerable teniendo en cuenta sus cerca de 5 millones de habitantes. En Uruguay, la energía solar cobra fuerza, permitiendo que recientemente se inaugurara una planta fotovoltaica con 1.540 paneles solares para el abastecimiento completo del aeropuerto de Carrasco. En países como Colombia, el potencial de aprovechamiento de energías renovables es significativo debido a la ubicación privilegiada del país, la variedad climática y de recursos naturales con los que cuenta. De acuerdo con estudios recientes, y los vientos favorables de la región, en la Guajira ubicada en la zona norte de Colombia existe el potencial eólico para generar casi dos veces el total de la capacidad de energía eléctrica instalada en todo el país, casi unos 16.700 megavatios, evidenciando su gran potencial en materia de energía eólica. En Argentina, la revolución energética ha permitido fomentar la utilización de la energía solar, eólica y otras fuentes no convencionales para la generación de cerca de 4.500 megavatios de energía eléctrica. En Perú, existe un claro desafío por llevar energía eléctrica a más de 2.2 millones de personas promoviendo el uso de energía solar. Por su parte, Chile lidera en la región las inversiones en energía solar, donde se han venido implementando una gran cantidad de instalaciones fotovoltaicas para la generación de energía eléctrica, que en su totalidad corresponden casi a unas tres cuartas partes de la implementación total de la energía solar en Latinoamérica. La rapidez con la que Chile ha logrado expandir su capacidad solar ha sido muy significante observando un crecimiento sostenible. Por otro lado, en Bolivia, también se ha estado promoviendo la utilización de las energías renovables, en septiembre de 2018 se inauguró una planta solar de 60 megavatios de capacidad. De igual forma, ocurre en México donde dentro de los próximos 3 años se construirán 65 nuevas centrales de generación de energía eléctrica basadas en energías renovables las cuales serán tanto solares como eólicas, realizando una inversión estimada de 8600 millones de dólares. Aparte de Costa Rica, en la zona de Centroamérica, países como Honduras, o El Salvador, comienzan a promover la utilización de energías renovables, por medio de la exploración y asignación de créditos a pequeñas y medianas empresas que se encuentren incursionando en esta área, principalmente con el fin de expandir el uso de la energía solar.

Sin duda alguna, en Latinoamérica es evidente que las energías renovables comienzan a marcar un rumbo hacia una nueva era de utilización de energías limpias como principales fuentes de generación energética, observando que existe un claro interés generalizado por parte de organizaciones y gobiernos de los diferentes países de la región en poner todo su empeño y cooperación para su implementación y expansión. El balance es positivo, y los casos de éxito en Latinoamérica así lo demuestran, a pesar de que existen países que han tomado la iniciativa en el tema de exploración, e implementación de nuevas instalaciones basadas en energías renovables, existen también los países que ven en las energías renovables, un reto y una mirada hacia un futuro lleno de oportunidades, donde por supuesto, comienzan a poner todo su empeño para la incursión de estas nuevas formas de generación de energía en sus diferentes regiones.

Aparte de las ventajas de las energías renovables en términos de impacto ambiental, su contribución a la economía de cada uno de los países de la región puede ser muy significativa, puesto que generan nuevas oportunidades de trabajo, nuevas inversiones, y la opción de que muchas pequeñas empresas en crecimiento e innovación puedan incorporarse a este mercado en expansión.  Existen muchos beneficios como parte de la implementación del uso de energías renovables, entre otros, los precios finales para consumidores se podrían disminuir, aumentando la competencia y mejorando la calidad en el servicio, además de disminuir costos de operación puesto que, en muchas partes de Latinoamérica, la generación de energía depende de importación de combustibles como el petróleo que en muchas ocasiones es elevado.

En Latinoamérica, la demanda de energía eléctrica aumenta con mucha rapidez, la expansión de las grandes industrias y consumidores juegan un papel fundamental en este cambio. Algunas proyecciones indican que para el año 2030 aumentará la demanda de energía eléctrica en la región en cerca de un 70%, lo cual empieza a representar un desafío para los diferentes países que empiezan a ver en las energías renovables la solución y el camino para satisfacer en el futuro las grandes demandas de energía, alejándose poco a poco de la dependencia de combustibles fósiles como principales fuentes de generación energética.

Se avecinan retos importantes en la implementación de las energías renovables en Latinoamérica, siendo fundamental por parte de los diferentes países, el fomento de nuevas inversiones extranjeras que permitan expandir las instalaciones e infraestructura de generación eléctrica con energías limpias, pero para que esto pueda ocurrir es necesario que existan las garantías regulatorias correspondientes, por lo que el marco normativo en cada país debe fortalecerse desarrollando las normas e instrumentos adecuados que permitan la inclusión eficiente de este tipo de energías en el mercado. Es conveniente la cooperación de diferentes organismos gubernamentales y privados que permitan un sano crecimiento del sector, y hacer posible la unificación de normas regionales entre los países en el futuro. De continuar avanzando, y asumir estos nuevos retos de forma acertada, el resultado beneficiará a Latinoamérica y al planeta.

Pablo Gomez

Analista de Desarrollo de Protocolos